Ha muerto el pintor estadounidense Robert Venosa, su obra es
una de las más lúcidas evocaciones de los paisajes mágicos que generan los
enteógenos.
El pintor estadounidense Robert Venosa murió este 9 de agosto
de una larga batalla con el cáncer a los 75 años de edad. Venosa deja una de
las más estimulantes obras de arte psicodélico del mundo: capaz de traer a esta
realidad las imágenes de otras dimensiones, fieles reproducciones de los
fractales encantados del DMT, de la ayahuasca, de la psilocibina o del LSD, su
obra ocupa un lugar entrañable entre los más avezados psiconautas que reconocen
en su óleos y en sus gráficas digitales los paisajes invisibles de su
exploración mística. Le sobrevive su esposa, la también artista Martina
Hoffman, cuya obra evoca una versión psicodélica del Divino Femenino.
Venosa vivió muchos años en España, donde hizo amistad con
Salvador Dali, quien encomió a Venosa, paradójicamente, por su raudal de locura
e imaginación. Trabajó en el arte de películas comoDune, Fire in the Sky y Race
for Atlantis (de próximo estreno).
Además de ser capaz de transmitir el esplendor y la rareza de
las más profundas visiones provocadas por la ingesta de enteógenos, Venosa
cruzó el umbral del arte chamánico con su mitología selvática y lo adaptó a la
modernidad tecnológica con elementos futuristas, transhumanistas y
extraterrestres, reflejos de la conciencia colectiva en aras de proyectarse
holográficamente al hiperespacio.
“Mi próposito en el esquema de las cosas es actuar como
traductor —en el lenguaje del color y las formas— de formas alienígenas y de
ultramundo —arquitecturas y criaturas”.
Venosa agradecía a los psicodélicos por haberle
despertado el don del arte:
“Quedan pocas dudas de que los estados alterados de
conciencia pueden tener un profundo efecto en la calidad creativa y en la
producción de un artista [...], [los psicodélicos] me han catapultado del
estado más banal de conciencia hacia los niveles del auténtico Rey Solar y sus
cámaras de luz.
“Uno de los propósitos mágicos de la pintura es que actúa
como un espejo trascendente, reflejando todas las partes de nuestro ser
interior sutilmente tocando nuestra alma. El arte, a niveles relativos, es una
experiencia emocional, y si no está solamente extrayendo desechos de nuestro
inconsciente, entonces, ojalá, esté abriendo los canales de la superconciencia
y dejando entrar algo de la luz cósmica”.
Descanse en paz Robert Venosa…
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